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Así es Deltarune, la secuela de Undertale que invita a jugar de manera radicalmente diferente

Deltarune se completa con una propuesta muy similar a la de Undertale, pero más pulida y con un argumento más sólido.

El género indie se está convirtiendo en uno de los grandes propulsores del sector del videojuego en la actualidad, ya que ofrecen cientos de propuestas a lo largo de un año capaces de impresionar con dinámicas únicas que pueden sorprender a los usuarios. Lejos de las grandes producciones que acostumbran a seguir diversos patrones, los videojuegos independientes son una oportunidad perfecta para dar vida a ideas que, si bien no están destinadas al gran público del sector del videojuego, sí que pueden ganarse un nombre entre el grueso de la comunidad.

En este sentido, Undertale es uno de los videojuegos que ha generado un gran cariño entre los usuarios habituales a los videojuegos. Ya sea por su particular estética o por su propuesta de diálogos en combate que permite alcanzar una ruta pacifista para no acabar con ningún personaje en todo el juego, lo convierten en un título especial, de esos que pasan a la historia por ofrecer algo completamente diferente a lo que se había visto hasta ese momento. A pesar de que parecía un juego que rozaba la perfección tal y como era, su creador no quiso perder la oportunidad de ofrecer una nueva aventura.

Así es como nació Deltarune, una especie de secuela de su propuesta, que respira la esencia del título original, pero que no conecta de manera directa con la línea argumental, por lo que se trata de una apuesta arriesgada, ya que uno de los principales atractivos del juego eran sus personajes. No obstante, la capacidad de Toby Fox en este sentido es enorme, por lo que Deltarune es capaz de ofrecer personajes memorables y que nada tienen que envidiar a los de Undertale, por lo que es la fórmula de su gran éxito como un homenaje al título original.

La denominación perfecta de videojuego indie

Deltarune cuenta con esa magia especial que solo puede verse en los videojuegos de corte independiente. No solo es un éxito por su calidad intrínseca, sino también por lo que representa en el contexto del género indie. En un momento en que los videojuegos independientes están ganando cada vez más relevancia, este título demuestra que es posible combinar una propuesta accesible con una profundidad narrativa y mecánica que rivaliza con producciones de mayor presupuesto. La habilidad de Toby Fox para crear mundos que conectan con los jugadores, combinada con su enfoque en la innovación, posiciona a Deltarune como un referente en el género, al igual que su antecesor.

Deltarune es un ejemplo de cómo hacer mucho con pocos recursos. El juego es ligero y funciona sin problemas en una amplia variedad de dispositivos, lo que lo hace accesible para jugadores de todo tipo, además de que su lanzamiento se ha estado realizando en formato episódico durante los últimos años. Esta optimización, combinada con su precio gratuito para los primeros capítulos, elimina cualquier barrera de entrada, asegurando que cualquiera pueda sumergirse en su mundo sin necesidad de una gran inversión y se sienta atrapado por su propuesta. La dirección artística de Deltarune también es otro de esos aspectos únicos. Aunque mantiene la estética pixel art que hizo tan reconocible a Undertale, los sprites y animaciones son más detallados y expresivos. Los escenarios, desde los oscuros callejones de un mundo alternativo hasta los coloridos paisajes del Reino Oscuro, están diseñados con un mimo que refuerza la inmersión. Cada área tiene su propia identidad visual, lo que hace que explorar el mundo de Deltarune sea un flujo constante de estímulos. Este enfoque visual se combina con una banda sonora magistral, compuesta por el propio Toby Fox, aportando en todo momento al contenido visual, tanto en momentos dramáticos como en las batallas.

Una narrativa poco convencional en los videojuegos

Uno de los aspectos más destacados de Deltarune es su narrativa, que se siente más estructurada y ambiciosa que la de su predecesor. Mientras que Undertale jugaba con la idea de las elecciones del jugador y sus consecuencias, Deltarune lleva esta premisa un paso más allá al cuestionar la propia libertad del jugador. Toby Fox utiliza la historia para explorar temas como el destino, la identidad y el control, presentados de una manera que invita a la reflexión sin perder el tono ligero y accesible que caracteriza su trabajo. Los diálogos están llenos de subtexto, y cada interacción con los personajes puede revelar detalles que cambian la percepción de la historia, algo que también está presente en los combates, únicos en el género.

A diferencia de Undertale, donde las rutas pacifista, neutral y genocida ofrecían experiencias radicalmente diferentes, Deltarune parece jugar con la idea de que las elecciones del jugador no siempre tienen el impacto esperado. Este giro narrativo ha generado debates entre la comunidad, ya que algunos lo ven como una limitación, mientras que otros lo interpretan como una declaración artística sobre la naturaleza de los videojuegos y una clara diferencia con su antecesor, que siempre será único en su especie. Sea como fuere, esta decisión refuerza la sensación de que Deltarune no es solo una secuela, sino una reimaginación que busca sorprender incluso a los seguidores más acérrimos de Undertale.

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