Surfear sobre una espada por desiertos, mares y tundras heladas: así es la alocada propuesta de Sword of the Sea
Los creadores de juegos como Journey y The Pathless se lanzan a una nueva propuesta cargada de color y diversión.
Los videojuegos independientes no paran de abrirse un espacio en el sector del ocio interactivo con propuestas de lo más originales y que intentan escapar a los convencionalismos de la industria. En este sentido, hay estudios especializados en este tipo de ideas, generando una identidad propia que los jugadores pueden identificar de manera rápida, con tan solo ver algunos artes conceptuales o el estilo artístico de los juegos en cuestión. Giant Squid es uno de esos estudios que resulta fácil de definir en el sector, con un estilo colorido muy marcado y propuestas jugables interesantes que basan su elemento en la belleza.
Los creadores de juegos como Journey, Abzû o The Pathless se lanzan a una nueva aventura que respira la esencia del estudio con tan solo ver unos pocos segundos de su jugabilidad. Sword of the Sea es la nueva aventura en la que se embarcan, un título en el que los usuarios deben surfear sobre una espada por entornos de los más variados y con un mensaje claro para preocuparse por el mundo en el que vivimos y la importancia de cuidar los elementos principales que lo componen para seguir disfrutando de su belleza.
Sword of the Sea lleva a los jugadores a desiertos, mares o tundras heladas con un diseño de niveles formidable y que pretende plasmar la magia espiritual de surfear. Todo ello con el objetivo de ofrecer una gran diversión, pero también esas dosis de adrenalina y peligro que caracterizan a los deportes extremos como el surf. Un título único que esconde un gran secreto que espera a ser descubierto por todos los jugadores que se embarquen en esta nueva aventura.
La jugabilidad de Sword of the Sea es el corazón de su propuesta, fusionando la intensidad de los deportes extremos con la serenidad de las experiencias contemplativas por las que Giant Squid se ha ganado un nombre en el sector. Los jugadores controlan a un misterioso protagonista que utiliza una espada encantada como medio de transporte, deslizándose por escenarios abiertos con una libertad que recuerda a los vastos paisajes de Journey. La mecánica de “surfeo” es intuitiva pero profunda, permitiendo realizar movimientos acrobáticos, giros y saltos que requieren habilidad y práctica para dominarse por completo. Cada entorno, ya sea un desierto abrasador, un océano infinito o una tundra cubierta de nieve, presenta desafíos únicos, desde corrientes impredecibles hasta pendientes traicioneras, que mantienen al jugador en constante alerta.
Un aspecto destacado es cómo el juego integra el mensaje ambiental en su diseño. A medida que los jugadores exploran, encuentran ecos de un mundo que ha sido transformado por el descuido humano, con paisajes que alternan entre la belleza prístina y áreas degradadas que evocan muchas emociones. Este contraste no solo enriquece la narrativa, sino que también motiva a los jugadores a interactuar con el entorno de manera consciente, recolectando recursos o restaurando elementos naturales para desbloquear nuevas áreas. Esta mecánica, aunque sutil, refuerza el mensaje de cuidado del planeta sin caer en sermones, manteniendo el equilibrio entre diversión y lo que se pretende transmitir.
El apartado técnico también brilla con luz propia. Los controles, optimizados para consolas y PC, aprovechan al máximo las capacidades de las plataformas modernas, ofreciendo una respuesta fluida que hace que cada deslizamiento sea satisfactorio, algo clave en este tipo de juegos. Además, el título incluye un modo cooperativo opcional que permite a dos jugadores explorar juntos, compartiendo la emoción de descubrir nuevos paisajes y resolver puzles ambientales en equipo. Esta funcionalidad añade una dimensión social a la experiencia, haciendo que Sword of the Sea sea ideal tanto para quienes buscan una aventura en solitario como para aquellos que desean compartir la travesía, tal y como sucedía con Journey.
El sello distintivo de Giant Squid siempre ha sido su dirección artística, y Sword of the Sea no es una excepción. Los escenarios están diseñados con un estilo que combina colores muy llamativos y texturas detalladas, creando un contraste entre la majestuosidad de la naturaleza y los restos de un mundo olvidado. Los desiertos brillan con tonos dorados bajo un sol ardiente, los mares reflejan un cielo infinito con tonos azules profundos, y las tundras destellan con un blanco cegador salpicado de auroras boreales. Cada bioma tiene una personalidad propia, reforzada por animaciones fluidas que hacen que el movimiento de la espada parezca una danza con el entorno.
Sword of the Sea llega en un momento en que los videojuegos independientes están ganando cada vez más reconocimiento, no solo por su creatividad, sino también por su capacidad para abordar temas relevantes. Al igual que Journey y Abzû tocaron temas de conexión y espiritualidad, este nuevo título invita a los jugadores a reflexionar sobre su relación con el medio ambiente mientras disfrutan de una experiencia llena de adrenalina y belleza. Giant Squid no solo busca entretener, sino también inspirar, y Sword of the Sea tiene el potencial de convertirse en un nuevo referente dentro del género indie.